viernes, noviembre 03, 2006

«Nos quedan diez años de agua si no se frena el cambio climático»

Científico por vocación, ingeniero por estudios, inventor y albañil por afición, encabeza desde Valencia las investigaciones en dinámica atmosférica y meteorológica en la cuenca mediterránea y los efectos de un fenómeno sobre los que muchos aún son escépticos.

MILLÁN MILLÁN - Director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM)

-Usted es un defensor a ultranza del cambio climático. ¿Lo considera la gran amenaza del siglo XXI?

-El cambio climático ya está aquí, pero la gente no se lo cree, porque los efectos de las perturbaciones actuales aflorarán dentro de muchos años. Es un problema mucho más grave de lo que en un principio creía Naciones Unidas y no con repercusiones a 20 ó 50 años, sino muchos menos. Si la cosa sigue igual en España, nos quedaremos sin agua en 10 años.

-El Mediterráneo es una de las zonas más afectadas. Descienden las tormentas, los temporales han aumentado un 29% en 50 años y se han incrementado los fenómenos extremos. ¿Todo esto se puede parar?

-No se puede parar de golpe, porque ahora estamos sufriendo las consecuencias de perturbaciones de hace 20 años, pero sí que tiene solución. El problema es que el remedio es tan lento que nadie lo considera, pero el saber lo que pasa en realidad y aceptarlo es el primer paso para la solución.

-¿Cree que se tiende al catastrofismo y a crear alarma social o hay motivos reales para la preocupación?

-Es según como se vea. Todos vamos a morir, el temor o la alarma viene condicionada por el cuándo, cómo, por qué y si se puede evitar con una cura o si es irreversible. La gente no ve la parte positiva de la solución, que la hay, y sólo se alimenta la parte que provoca el pánico, y se sobreexplota.

-Los estudios evidencian que en la Comunidad la contaminación por ozono alcanza niveles elevados y que el desarrollo urbanístico seca el litoral. ¿Estamos a tiempo de cambiar la meteorología?

-Claro que estamos a tiempo. Los gases contaminantes son un mecanismo de desequilibrio que hace que las tormentas no cuajen. Tecnológicamente es posible eliminar las emisiones, aunque es caro y puede perjudicar la economía. También se puede racionalizar el uso del agua y corregir el cambio de usos del suelo en el litoral. El problema es que a los políticos les dices que si urbanizan las zonas costeras se quedarán sin agua y no lo quieren saber.

-En alguna ocasión ha dicho que los meteorólogos españoles, cuyos métodos no comparte, no asumen su responsabilidad. ¿Por qué?

-En Canadá, un meteorólogo es un profesional liberal y no un funcionario. Cuando haces un pronóstico que sale mal te tienes que cuestionar si tu procedimiento es obsoleto y preguntarte qué falla, porque si no te echan a la calle. En Europa, más en España, si fallan no pasa nada y esa necesidad de ponerse al día no está tan manifiesta. Mi principal crítica es que se trata de un clan muy cerrado que no se renueva, además de ser muy poco receptivo a aceptar sugerencias y reacio a que nadie de fuera del Instituto le diga que puede pasar otra cosa diferente a la que sus miembros sostienen. Eso no pasa en medicina o ingeniería. Cuando alertas sobre algo te dicen que es una «chorrada» y cuando ven esa «chorrada» publicada en revistas científicas extranjeras dicen que ya lo sabían.


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