El conseller de Territorio y Vivienda, Esteban González Pons, manifestó ayer que el Manhattan de Cullera -el controvertido plan para levantar 33 torres de hasta 25 plantas junto a la desembocadura del Júcar- «necesita una ´pensada´ supramunicipal» a la luz de los criterios políticos emanados de la ley autonómica de Protección del Paisaje, aprobada en 2004. El titular de política urbanística evitó comprometerse con el proyecto aprobado por el pleno de Cullera -encabezado por el PP- y, más bien, marcó las distancias. Abundó así en la idea expresada el día anterior de que el Consell «va a observar la ley escrupulosamente», a lo que agregó que «aquello que siendo legal no resuelva los problemas que plantee no debería seguir adelante».
González Pons subrayó que los proyectos de actuación han de ser «consecuentes» con la «planificación regional» del territorio. «La Comunidad Valenciana no puede ser un mosaico de planificaciones municipales superpuestas», aseguró a preguntas de los periodistas antes de firmar un protocolo de colaboración con la Conselleria de Bienestar Social.
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