viernes, noviembre 03, 2006

Blasco recibe en su despacho de Sanidad a un empresario al que otorgó contratos

El consejero de Sanidad, Rafael Blasco recibió el pasado 14 de septiembre en su despacho a un viejo conocido. César Augusto Tauroni, administrador único de General de Comunicaciones y Servicios (GCS) -una firma que obtuvo polémicas adjudicaciones durante la etapa en la que Blasco dirigió el departamento de Bienestar Social-, visitó al consejero en sus dependencias de la séptima planta de la sede de Sanidad semanas antes de la crisis abierta en el área de informática debido a las diferencias de criterio en la adjudicación de un contrato de tres millones de euros.

Tauroni, que acudió con una tercera persona sin identificar, evitó pasar por el servicio de registro, en el que se toman los datos de las visitas que acceden a la sede de la Agencia Valenciana de Salud, y hacia las 19.00 subió directamente a la última planta del edificio situado en la calle de Micer Mascó de Valencia, reservada para el consejero y su más estrecho círculo de asesores.

Tauroni es una persona muy cercana al entorno familiar más próximo de Rafael Blasco. Ha estado especialmente ligado a Bernardo Blasco, hermano del consejero, con quien coincidió como administrador solidario en la fundación de la empresa Grupo Apelcine, SL, en 1997, una firma cuya actividad abarca tanto el comercio al por mayor de frutas y verduras, como la construcción de edificios y la promoción inmobiliaria de viviendas.

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Biografía oficiosa de Blasco


Nuestro amigo, el señor Blasco, se marcha de la Consellería de Urbanismo. Tampoco es que se vaya muy lejos y dudo mucho de que nos libremos de su discurso tendencioso y demagogo. Pero me ha parecido bien hacerle un homenaje en forma de biografía oficiosa:

Rafael Blasco nace un triste día de dios sabe cuándo. De jovencito ya le preocupaba la política, así que el joven Blasco estuvo un tiempo militando en el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico, de inspiración marxista-leninista) una organización partidaria de la lucha armada.

Luego se escoró hasta llegar al PSPV donde, por supuesto, pronto se hizo cargo de la Consellería de Obras Públicas. Su "extraña forma" de manejar el erario público, hizo que la cúpula de los socialistas lo expulsaran del partido. El hombre no se amilanó, le había cogido gusto al ladrillito y pensó "¿Por qué un viejo camarada del FRAP no puede escorarse hasta llegar al PP? ¿Qué es más importante: la integridad ideológica o el dinero?". Dicho y hecho, se afilió al Partido Popular.

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