En estos momentos el 80% del territorio del litoral de Alicante está jalonado de torres de apartamentos y casas, pero en unos pocos años la vorágine constructora provocará que el ladrillo se extienda también por Valencia y Castellón. Según las conclusiones del curso Territori Valencià i Sostenibilitat, celebrado en la Facultad de Turismo de la Universidad de Alicante, en estos momentos sólo el 56% del litoral de las tres provincias está construido, pero "si se lleva a cabo todo el crecimiento previsto, sólo quedará libre un 20% de la línea de costa". Este crecimiento urbanístico, según los expertos, se ha caracterizado por "la ausencia de planificación y la espontaneidad, lo que ha provocado la transformación de notables extensiones de territorio y el consumo de paisajes excepcionales".
El informe reconoce el liderazgo turístico de la zona, que se ha convertido en el segundo destino en importancia en el estado y entre los primeros lugares favoritos por los extranjeros para veranear. La oferta hotelera valenciana supera las 110.000 plazas, que generan más de 21 millones de pernoctaciones anuales, pero sobre todo hay un dato novedoso: la gran cantidad de segundas residencias o casas de uso turístico existentes, que se calcula que rondan los 2.200.000. "Esto repercute en el consumo de suelo y de recursos naturales", indican en las conclusiones que alerta sobre la excesiva concentración de población turística en un área determinada como es la costa, ya que el clima y las playas continúan siendo el principal reclamo turístico.
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