jueves, noviembre 02, 2006

Veto de RTVV a Joan Francesc Mira

Joan Francesc Mira (Valencia, 1939) es escritor, antropólogo, sociólogo y profesor universitario. Como ensayista destacan los trabajos que se basan en la situación de la lengua y el pueblo valenciano, como Crítica de la nació pura (1985) premios Joan Fuster y Crítica Serra d'Or de ensayo, que es una aproximación al concepto de nación desde la óptica de la antropología, o Sobre la nació dels valencians (1997), y la síntesis histórica: Els Borja: família i mite (2000).

También es autor de novelas y colecciones de cuentos: Viatge al final del fred (1984), Els treballs perduts (1989), Borja Papa (1996), novela que recibió los premios Joan Crexells, el de la Crítica dels Escriptors Valencians y el premio Nacional de la Crítica de literatura catalana, y Quatre qüestions d'amor (1998), premio del Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana. En el año 2002 ganó el premio Sant Jordi con la novela Purgatori, que obtuvo también el premio de la Crítica.

Además de su faceta creativa se debe reseñar su trabajo como traductor, por el cual ha recibido diversos premios. Destacan especialmente las versiones de la Divina Comèdia (2001), de Dante Alighieri; la de los Evangelis (2004), y la de El tramvia, de Claude Simon. Por su dedicación cívica ha ganado la Creu de Sant Jordi (1991) y es miembro de la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana.


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(...)En cualquier país democrático y culturalmente maduro, J. F. Mira sería una figura reconocida, puntual y públicamente ensalzada al margen de las discrepancias.

Reflexión que nos viene a la mano porque a propósito de los personajes que desfilan y parlotean en los espacios llamados culturales y de debate de TVV nos hemos preguntado si en alguna ocasión J. F. Mira ha sido convocado o glosado a lo largo de estos 20 años del mentidero televisivo autonómico. Y resulta que no. Resulta que la estulticia instalada en el mentado ente ha ignorado o discriminado a nuestro intelectual eximio. En realidad preferiríamos pensar que se trata de una marginación beligerante, como lo fue la de Joan Fuster en su tiempo. Se le desdeña, queremos decir, porque se le conoce. Pero sospechamos que en esta ocasión, el veto no nada tiene que ver con la obra, sino que se decanta de la fobia patológica y franquista contra todo aquel que no se integra, no se deja manipular y, para acabarlo de arreglar, escribe en catalán. El mismo que se habla todavía, por cierto, aunque con faltas de ortografía, en algunos espacios de RTVV.


Artículo completo en El País

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