De momento, las larvas apenas tienen 3 milímetros de diámetro y se encuentran en un estado embrionario conocido como ephyra previo a la adopción de las formas que identifican a esta especie, cuya presencia en las costas mediterráneas es cada vez más abundante.
Según los investigadores del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Valencia, «no es seguro» que la concentración de medusas derive en plaga capaz de incidir en el bienestar de los bañistas y en el turismo, aunque existen algunos «indicios» de que bastarían unos días de calor continuado para que se produjera la eclosión de miles de ejemplares.
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