El responsable del departamento de Hidráulica y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica, Juan Marco, criticó ayer en las Corts que la anterior Administración del PP «hizo un mal proyecto» para el trasvase del Júcar-Vinalopó, ya que, aunque la toma en Cortes de Pallás era «el punto adecuado» y no el Azud de la Marquesa -como ha modificado ahora el PSOE en Madrid-, se diseñó un conducto que era capaz de llegar a 250 millones de metros cúbicos al año cuando se pensaban importar sólo 80, «de los que 40 eran los imprescindibles». El resultado, tal como él mismo constató cuando vio el proyecto en su exposición pública junto con los agricultores, es que «los regantes del Júcar cogieron un susto de muerte con toda la razón, y a partir de ahí empezaron a no tenerlo claro».
Juan Marco, hermano del secretario autonómico de Infraestructuras, Pedro Marco, se lamentó también de que los responsables socialistas han cambiado el punto de toma, con lo que el coste es «muy superior y la calidad del agua es mal». Su conclusión fue contundente: «El Júcar-Vinalopó, entre todos la mataron y ella sola se murió». Respecto a la situación hídrica, Marco no pudo ser más sombrío: «Será necesario importar agua o reducir la superficie regada». Según aseveró, «la situación es mucho peor de lo que pensábamos». Tanto es así que alertó: «La sequía actual es tan sólo el principio; lo peor está por venir». El problema de la falta de agua, dijo, es la agricultura, que consume el 80% y sólo supone el 3% del PIB.
Las restricciones, un «suicidio»
En cambio, el turismo, el «primer motor económico», sólo utiliza el 3%. Por ello, responsabilizar al turismo es «una falacia». La restricción del consumo urbano sería, subrayó, un «suicidio económico»: Su efecto sería «mínimo» pero ahuyentaría a los visitantes.
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