Bolsas que cuelgan de cajas metálicas en las ramas de los pinos y que contienen feromonas sintéticas. Esa es la solución que la Conselleria de Territorio ha desplegado sobre el Parc del Montgó como medio para el control de la población de procesionaria, conocida como «cuc del pi». Un insecto que en densidades excesivas produce daños a los pinares e incluso molestias a las personas por sus efectos urticantes.
Las feromonas atraen al macho de forma que éste queda atrapado en la bolsa. El objetivo es reducir la fecundación a fin de evitar que se repitan episodios como el que ya sufrió el parque natural en la primavera de 2005, fecha en la que se desató una importante plaga. Este año se ha multiplicado por 5 el número de trampas que cuelgan de los árboles, con un total de 222 bolsas.
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